martes, diciembre 16, 2008

Emptiness has no other side but itself

No tenemos un lenguaje para los finales,
para la caída del amor,
para los concentrados laberintos de la agonía,
para el amordazado escándalo
de los hundimientos irrevocables.

¿Cómo decirle a quien nos abandona
o a quien abandonamos
que agregar otra ausencia a la ausencia
es ahogar todos los nombres
y levantar un muro
alrededor de cada imagen?

¿Cómo hacer señas a quien muere,
cuando todos los gestos se han secado,
las distancias se confunden en un caos imprevisto,
las proximidades se derrumban como pájaros enfermos
y el tallo del dolor
se quiebra como la lanzadera
de un telar descompuesto?

¿O cómo hablarse cada uno a sí mismo
cuando nada, cuando nadie ya habla,
cuando las estrellas y los rostros son secreciones neutras
de un mundo que ha perdido
su memoria de ser mundo?

Quizá un lenguaje para los finales
exija la total abolición de los otros lenguajes,
la imperturbable síntesis
de las tierras arrasadas.

O tal vez crear un habla de intersticios,
que reúna los mínimos espacios
entreverados entre el silencio y la palabra
y las ignotas partículas sin codicia
que sólo allí promulgan
la equivalencia última
del abandono y el encuentro.

-Roberto Juarroz-


***


"Y así, más borracha aún, recorría con los ojos el restaurante, y qué desprecio sentía por las personas secas del restaurante, ningún hombre que fuese realmente un hombre de verdad, que fuese realmente triste."

-Clarice Lispector-

lunes, noviembre 10, 2008

Sobre la realidad de la interpretación: Good Bye, Lenin!

Justo antes de la caída del Muro de Berlín, Alexander Kerner ve a su madre caer infartada –literalmente– al verlo marchar contra el gobierno socialista. Ella despierta del coma en el que cae ocho meses después, y a Alex le dicen que su corazón está muy débil y que por tanto cualquier alteración puede ser fatal. El joven, entonces, se ve obligado a planear la manera de mantener convencida a su madre de que nada en el país ha cambiado.

La reunificación de Alemania juega un importante papel en Good Bye, Lenin!, película dirigida por Wolfang Becker, pero sólo como catalizador del conflicto. El centro de la trama, en realidad, es cómo las ideologías se inmiscuyen y se mezclan en los asuntos del corazón, así que la película termina yendo mucho más allá de su marco histórico; y, como afirma el mismo Alex: "El país que mi madre dejó atrás fue un país en el que ella creyó; un país que mantuvimos vivo hasta su último aliento; un país que nunca existió en esa forma; un país que, en mi memoria, siempre estará asociado a mi madre.".

El mundo que Alex recrea para su madre, inicia de manera bastante simple, intentando regresar a las etiquetas de comida y la decoración de la época, pero cuando el joven se ve obligado a darles minuciosas instrucciones a los visitantes para que participen en la charada, ésta toma un giro de escala casi épica. La representación que Alex y su amigo Denis llevan a cabo usando su oficio como instaladores de cable, repentinamente toma la forma de lo que el primero desearía hubiese sucedido, lo cual tiende a facilitar la edificación y manutención del las instalaciones; éstas, por su parte, nunca se tornan cómicas o burlescas, sino conservan la sensatez y vehemencia de un pasado no tan remoto.

domingo, noviembre 09, 2008

La abominable desolación

Un intento por responder a los porqués de un crimen atroz, resulta en un equívoco lamentable; esta oportunidad tenemos a Elephant como ejemplo. Tal vez se deba a que el mecanismo mental del psicópata funcione no por analogía, sino por síntesis, es claramente una lógica distinta que requiere de preguntas distintas. El psicópata en vez de revisar los porqués, estudia los cómos; entonces primero, ¿qué tipo de delito se cometió?, y luego, ¿cómo fue ejecutado? Ahora bien, la intención aquí no es de tipo resolutivo, sino reflexivo. La decisión tomada por Alex y Eric de poner la mano sobre otros antes de ponerla sobre sí mismos es crucial, pues en el acto de quitar la vida se encuentra un ejercicio de poder y, por ende, de coacción. Con la masacre, los jóvenes hacen temblar al sistema; con sus suicidios, quiebran los mecanismos de control.

Los Estados Unidos –como escribiría Octavio Paz– es un país optimista, crédulo, alegre, activo, humorístico, que en medio de su fe en el progreso quiere comprenderlo todo y, para lograrlo, en vez de mentir, sustituye la siempre desagradable verdad verdadera por una verdad social; el mundo para él es sólo algo que puede perfeccionarse, un objeto, una máquina. Alex y Eric lo que logran, entre otras cosas, es rajar la frigidez racional primermundista, y que por esa herida abierta irrumpa nuevamente el caos primigenio, el estado antiguo de la existencia.
Aquel final desastroso impúdicamente confirma y afirma la represión a pesar de un lugar perfecto y libre, y "la idea de destruirnos, la multiplicidad de los medios para conseguirlo, su facilidad y proximidad nos alegran y nos espantan; pues no hay nada más sencillo y más terrible que el acto por el cual decidimos irrevocablemente sobre nosotros mismos."(1)
_____________________
(1) Cioran, E.M.. Breviario de podredumbre. España: Editorial Santillana; 1997. Página 91.

miércoles, noviembre 05, 2008

American Psycho: ¿Psycho de piscópata o de psicótico?

¿Quién es Patrick Bateman si no un niño consentido cuyos caprichos terminan por extrapolarse al nivel del macabro juego entre la vida y la muerte? El insaciable deseo de Bateman por sentirse satisfecho trastabilla en el límite; cada detalle en su mundo parece innecesario –incluida su vida misma– y, sobretodo, insuficiente; esta cuestión Bateman la aclara cuando su novia Evelyn Williams le pregunta por qué no renuncia a su cargo en Pierce&Pierce, empresa que le pertenece casi enteramente a su padre: “Porque quiero encajar” es la sola frase que pronuncia con rabia contenida y arrastrando las palabras.

Esta respuesta muestra que, a pesar de su extrema condición anti-social, Patrick añora la aceptación y admiración de sus iguales, pues sin la aprobación ajena, su existencia carecería de sentido. Asimismo, debido a que no tiene necesidad
por lo menos a nivel financierode trabajar, él es supremo en su propio mundo; no obstante estas ventajas, la envidia que continuamente siente Bateman de sus colegas parece crecer de forma desmesurada.

A lo largo del filme, el joven yuppie enuncia varios discursos, y una de los primeros incluye aseveraciones como la siguiente: “Existe la concepción de un Patrick Bateman, una especie de idea general, pero no es mi yo verdadero. Sólo un ente, algo ficticio. Y aunque pueda ocultar mi mirada fría y puedan estrechar mi mano y sentir mi piel e incluso quizá puedan percibir que nuestros estilos de vida son semejantes, yo, simplemente, no estoy ahí.”. Bateman aparenta ser un hombre de juventud refinada, inteligente, pensativo; pero, al contrario de su personaje, él tortura deliberadamente a cualquier persona hasta llevarla a la muerte, para con sus cadáveres practicar la necrofilia y la necrofagia.

Si dicha percepción fragmentada a la que se refiere Bateman se interpreta literalmente, podría llegarse a la conclusión de que el hombre realmente sufre de psicosis, término genérico para un estado mental alterado que involucra una ‘pérdida de contacto con la realidad’, desembocando en alucinaciones y creencias ilusorias patológicas. Pero algo en el desenlace queda vacío, pues poco a poco Patrick se va enterando de la irrealidad de sus asesinatos y de su conducta psicópata, y el momento en que ‘confiesa’ su culpabilidad por el homicidio de Paul Allen, otro empleado de Pierce&Pierce, lo convierte en el hazmerreír de su ‘confesor’; en ese momento Bateman nota el patetismo de su situación: “No hay más fronteras que cruzar. Lo único que tengo en común con lo incontrolable y lo demente, con lo depravado y con lo malévolo, con todo el caos que he causado y mi total indiferencia ante esto ya lo dejé muy atrás. Mi dolor es constante y fuerte, y no espero que el mundo sea mejor para nadie. De hecho quiero hacerle sentir mi dolor a otros. No quiero que nadie escape. Pero incluso habiéndolo admitido, no hay catarsis alguna. Sigo escapando de mi castigo y no logro conocerme mejor a mí mismo. Mi narración no da como frutos nuevos conocimientos. Esta confesión no ha significado nada.”. Tal vez el verdadero conflicto reside en que de hecho no hay manera para que Bateman escape de sus crímenes, desde que sea dudoso que alguna vez lo atrapen.

lunes, octubre 27, 2008

Un otro Mayo Francés: análisis crítico sobre la pelícla The Dreamers (2003) de Bernardo Bertolucci

La cinematografía posee un voyerismo inherente; muy dentro de sus más secretas estrategias, aquella fascinación por contemplar lo íntimo en lo ajeno resignifica al séptimo arte como un artificio de mirada, es el ojo capaz de acercar incluso las situaciones más lejanas y de crear realidades alternas a nosotros mismos. Y de la misma manera en que la gran costumbre estalla en el cine, Matthew se resuelve a dar un paso dentro del universo francés, arrastrado en parte por Isabelle. “La primera vez que entré a la Cinémathèque Française pensé que sólo los franceses pondrían un cinema dentro de un palacio”, con esta frase la voz de Matthew introduce al espectador en su deseo francófilo, pleno de un ávido amor hacia el cine –especialmente los clásicos–; en efecto la masonería a la que se une está compuesta por aficionados y entre ellos Matthew dice pertenecer a los ‘insaciables’, “los que siempre encontrarás sentados cerca a la pantalla”; aquí quisiera resaltar una reflexión que elabora el muchacho a raíz de cuestionarse sobre la situación:

¿Por qué nos sentábamos tan cerca? Tal vez porque queríamos recibir las imágenes primero, cuando aún eran nuevas, aún frescas, antes de que superaran los obstáculos de las filas de atrás. Antes de que se las hubiera retransmitido de fila en fila, de espectador en espectador, hasta que, desgastada, del tamaño de una estampilla, regresara a la cabina de proyección. Tal vez la pantalla también era un escudo, nos protegía a nosotros del mundo.

El adverbio de duda en la última frase prepara al espectador para la detonación que comienza a inscribirse con Henri Langois, creador/fundador de la Cinémathèque Française y rostro de la cultura cinematográfica, quien es relevado de su cargo por motivos burocráticos; dicho acontecimiento rebota en una protesta que los manifestantes –en su mayoría cinéfilos– denominan ‘revolución cultural’; esta “tarde de 1968 [en la que] el mundo explotó a través de la pantalla” es interpretada aquí como una vuelta de tuerca crucial en el desacuerdo parisino, presagiando y hasta engendrando la confusión política masiva que le siguió. Es en este punto, también, que nuestros protagonistas se conocen: Matthew encuentra el coraje para hablarle a Isabelle y ésta le presenta a su hermano Theo. Así las cosas, Francia revienta al mismo tiempo que la francofilia de Matthew, quien se inicia en las apuestas de Isabelle y Theo, enredándose de paso en la seducción que proyectan; los tres jóvenes estudiantes, bordeando la adultez, se extasian no sólo entre ellos, sino también intráneos a las construcciones fantásticas, los ideales políticos, las promesas del sexo, la intoxicación de la otredad.

El ojo de la mirada ansía hallarse en y hallar un sí mismo alterno, es decir, el tiempo de Matthew transcurre al mismo ritmo que el tiempo de Francia, y así la figura del muchacho termina revelándose como una refracción a nivel micro de la revuelta nacional: Francia busca un cambio, encontrar su mismidad en una ideología política otra; y Matthew, dejar su aislamiento, crecer, ampliar su contacto con el mundo dentro de un pensamiento diferente.

martes, octubre 21, 2008

La televisión no lo filma

La televisión no filma aquello que no ‘vende’, es decir, que no alimenta el apetito consumista del espectador actual. Sumido en un espíritu mercantilista, el hombre moderno comenzó por sobrecodificar su existencia para dar paso a una resemantizacion de su entorno y lo que le rodea. De esta manera, se le ha otorgado una nueva forma a lo ya formado: actualmente todo tiene no sólo un valor de uso, sino un valor de cambio; con los símbolos ha sucedido lo mismo, el matrimonio, el amor, la justicia, el sexo, la guerra –entre otros–, han adquirido también un valor de cambio. Estas circunstancias inevitablemente provocaron en ‘lo humano’ una fragmentación, y como consecuencia han inducido en el espíritu una necesidad de sentido más fuerte. Ahora en la mirada hay una brecha: cuando se detiene en sí misma, lo que ve no la satisface, pues la herida interna sigue sin sanar, y al momento de dirigirse al otro ve algo tan similar a lo que ha encontrado anteriormente, que opta por exigir más de aquello que percibe; esto último se traduce en una manía de buscar en lo ajeno lo que no se encuentra en lo propio. La modernidad, entonces, tanto nos ha devastado como seres humanos –y tanto nos hemos sobrecodificado– que lo único que rige nuestras vidas hoy en día es la insuficiencia, y esta deviene morbosidad, aberración, violencia, crueldad, sometimiento, dominación: deviene necesidad de ‘sentir’ y en ultimas de ‘vivir’ más, esforzándonos siempre por experimentar un extremo, un límite: el fondo del vaso.

El humano se ha olvidado de sí mismo, y por más que hable y predique la importancia de su reencuentro, no es un proceso en lo absoluto sencillo. Los despoetas y los ainformadores son un gremio que predica esta unión, esta –según ellos– necesaria revuelta al ‘mundo original’ en el que éramos conscientes de nuestra pertenencia al ‘todo’, y de nuestra participación activa como parte en lo ‘uno’. De tal manera, estos personajes abogan por la recuperación y el recuerdo de la intrahistoria, es decir: la historia que la historia relatada por los medios de comunicación (prensa escrita, visual o auditiva) no ‘cuenta’.


miércoles, octubre 08, 2008

Crítica a "Tumaco Pacífico", documental dirigido por Samuel Córdoba

La 10ª Muestra Internacional Documental llevada a cabo en Bogotá del 22 al 28 de septiembre de 2008, se ofreció como espacio de discusión en torno al género cinematográfico partiendo de diversas manifestaciones socioculturales según la procedencia de cada pieza. Tumaco Pacífico, película del director colombiano Samuel Córdoba, hizo parte de este festival dentro de la selección nacional. El martes 20 de septiembre, Córdoba fue invitado por Catalina López –docente que imparte Cultura Digital, asignatura de la malla crediticia del énfasis editorial del Departamento de Comunicación Social– a la Pontificia Universidad Javeriana para compartir un espacio con sus alumnos. Una de las preguntas que surgieron en la discusión posterior a la proyección fue si el director había tenido alguna pretensión altruista al imaginar y elaborar el documental, lo cual negó respondiendo que se había limitado a seguir su intuición y su deseo de enseñar la forma de vida y pensamiento de la comunidad tumaqueña.

Sin embargo, la respuesta es incierta. Si afirmamos que el documental fue construido sin haber pensado una estructura, y que cada escena fue mero producto de la casualidad o el destino, correríamos el riesgo de entrar en una contradicción; tras ver el video queda algo claro: su director no pudo simplemente tener un presentimiento como consecuencia del asombro que le produjeron –según contó– un par de fotografías de los palafitos en Tumaco; lo primero que le debió haber suscitado la lectura de esas imágenes fue una demanda o exigencia ante dicha realidad.

No es verosímil que Córdoba procure una posición apolítica dentro de este trabajo, pues se debe recordar que Tumaco, en la costa pacífica colombiana -según la sinopis oficial del documental- "es una ciudad superpoblada y subdesarrollada que ha sido fuertemente azotada por la violencia; habitada principalmente por afro-colombianos, miles viven en palafitos sobre trozos de mar inundados de basura". Así, no son otras las circunstancias con las que se encontró el director Samuel Córdoba tras sentirse inspirado por las fotos, y tal hecho lo testifica Tumaco Pacífico presentando una serie de crónicas que revelan las dificultades que padece una población en su debate entre la sobrevivencia y la conservación de su cultura, ignorada bajo el velo tramposo de la pobreza.

Un detalle de admirar y que a su vez desmiente la respuesta de Córdoba, es el hilo conductor de la película: entrevistas a varios de los habitantes, Carmen Julia, doña Eduarda y don Carlos, relatan las historias de sus vidas compartiendo sus más intensas reflexiones; sin embargo, lamentablemente para Córdoba cada una de estas declaraciones marcan una pauta sobre la dirección que el director –valga la redundancia– quiere para el documental: es decir, el sólo hecho de haber interpelado a cada uno de estos testigos, politiza el ejercicio irremediablemente. Por otro lado, sumido en la hoy en día tan glorificada retórica del ‘arte de hacer realidad’, Samuel Córdoba logra conducir al espectador hacia profundidades desconocidas sólo en apariencia, y las preguntas formuladas parecen carecer de novedad crítica.

De esta manera, Tumaco Pacífico se ubica en una posición política no desarrollada y, consecuentemente, pasa a formar parte de ese espacio de reiteración en que se encuentra inmerso el arte colombiano, el cual carece del retorno y la superposición adecuados para generar un volumen y otorgarle al problema la densidad que requiere.

domingo, octubre 05, 2008

Sin Remedio

Llevado por intereses de empresas multinacionales, y por orden del Banco Mundial, el gobierno colombiano se vio "obligado" a gestionar e implententar la denominada Ley 100 en 1993 (demanda que afectó no sólo al país, sino a América Latina entera). Con ésta, se consolidó la privatización de los sistemas de salud, sobrecodificando el ejercicio de la medicina en términos mercantiles: los objetivos del mismo se corrompieron volviendo el servicio un negocio; las entidades privadas en las que el gobierno lo dejó en manos (EPSs), comenzaron a ejercer presión para que las entidades públicas cerraran. De esta manera, en la ciudad de Bogotá, la lista la encabeza el Hospital San Juan de Dios (2001), seguido del Hospital Lorencita Villegas de Santos, la Clínica Fray Bartolomé de las Casas, la Clinica Santa Rosa de Lima, la Clínica Misael Pastrana, la Clínica del Niño y el Instituto Materno Infantil, entre otros.

Sin Remedio
es una exposición in situ llevada a cabo en la antigua Clínica Santa Rosa de Lima (sede del próximo hospital universitario de la Universidad Nacional de Colombia), cuyo objetivo crítico hace frente a lo que ha sido la situación de la salud en Colombia; su organización estuvo a cargo de Galería Alcuadrado, una galería itinerante.

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miércoles, octubre 01, 2008

Sicalíptica

Me reclamo mía, me revuelto mía, me renombro mía, me renazco mía, me resurjo mía.
Me bebo y me regurgito.
Me muero tuya resucitada.

A cada segundo en tu cuerpo, mía una y otra vez.
Me afirmo, me fundo; me miento, me tiento; me reto, me hiero; me pasmo, me entero; me digo, me callo.
Mía en tu cuerpo una y otra vez.
Me releo.
Me reescribo.
Me recreo.

Sin piedad me cincelo.

En tu voz me pronuncio. En tus ojos me observo. En tus manos me palpo. En tu cuerpo me siento. En tu piel me deseo. En mi cuerpo soy tuya, mis palabras te aman, mi voz te proclama.

Mi lenguaje se masturba con tu pensamiento y estalla orgasmado en la escritura.

jueves, septiembre 11, 2008

Mi tuvalú

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miércoles, agosto 27, 2008

Sobre una distopia del libro (Panel 2 - "Los editores frente al mundo de la impresión")

Nota crítica sobre el foro académico El libro como medio de cultura, organizado por el Instituto de Estudios Sociales y Culturales - Pensar de la Pontificia Univesidad Javeriana y la Fundación Javeriana de Artes Gráficas - JAVEGRAF en la conmemoración de sus 15 años de actividad gráfica, y llevado a cabo el jueves 22 de agosto del presente año.

El auge del oficio del editor ha venido desplazando al del impresor, rol que tras la invención de la impresión mecánica y la impresión con tipos movibles (sistema que usa componentes movibles para reproducir los elementos de un documento, usualmente letras individuales o puntuación) cobró una rotunda relevancia en su época; de ser un objeto cuya única adquisición son las gentes adineradas, el libro pasa a ser un objeto de producción masiva, para luego convertirse en objeto de entretenimiento o de ‘decorado’, y es el editor quien se ha encargado de lo último. En Colombia se tiene por mala costumbre confundir ambas figuras –impresor y editor– fenómeno que podría no significar mucho si no desembocara en el embrollo de la presencia de editores, distribuidores e impresores en importantes eventos como la Feria del Libro –a diferencia de la centrada organización en la Feria del Libro de Guadalajara–, o en las estadísticas creyendo a las impresoras que terminan por denominarse a sí mismas como editoriales, o en el constante disminuido número de casas editoriales ‘fuertes’. La significancia de los roles de editoriales e impresoras hace que entre éstas deba existir una conexión dialógica.

Sin embargo, hoy en día, la crisis en la que se ha visto envuelto el oficio del editor es de considerable consideración: los libros en formato digital se han instaurado como una revolución consumista del libro. En la conferencia El libro como medio de cultura, el coordinador Nicolás Morales Thomas (director editorial de la Editorial Pontificia Universidad Javeriana) junto a los panelistas José Antonio Carbonell (Convenio Andrés Bello), Juan David Giraldo (Villegas Editores), Juan Pablo Fajardo (La Silueta Editores) y Andrés Fresneda (La Silueta Editores) reflexionaron sobre este fenómeno. Sus apreciaciones giraron alrededor de la concepción digital como una mezcla de novedad y tradición; el libro físico y el PDF (Portable Document Format por sus siglas en inglés) conforman experiencias distintas, dado que la dinámica del último le otorga al fenómeno la ‘vida’ de la que carece el primero.

Por otra parte, el libro digital no ha tenido el desarrollo esperado cosa que lo desliga de la producción masiva a pesar de estar inmerso en un mercado veloz. No obstante este incipiente desarrollo, un aspecto certero del libro digital es su latente capacidad de desplazar al libro físico como “centralidad de la cultura”; es decir, todas las manifestaciones de belleza que la historia ha hecho posible y que se concentran en el libro como experiencia multimedial se verán opacadas y rotas, lo cual es una lástima.

domingo, agosto 24, 2008

Escribí tu nombre

escribí tu nombre esta mañana
en una hoja en blanco

me detuve antes que el grafito acariciase su superficie
me demoré en los bordes
trazando con delicadeza sus finales

escribí tu nombre esta mañana
en una hoja en blanco

el sosiego llenó sus letras inabarcables
y trazó con un cincel remoto nuevamente
mi alegría

miércoles, agosto 20, 2008

martes, agosto 19, 2008

"Quien a falta de nombre crea otro como el mismo"

El miércoles 13 de agosto, presencié la exposición de fotografía A los invisibles de Consuelo Bautista. Al ingresar, el espectador puede no notar la importancia de lo que en las fotos se intenta "expresar"; sólo hasta que fije su mirada en el título de la obra y en el silencio que éste manifiesta podrá comprender. La foto que se aprecia a la izquierda la elegí por la fuerza poética que contiene y retiene en sí misma. Surge una primera pregunta sobre la figura octogonal que se yergue impaciente, y la respuesta inmediata que surgió fue con relación a alguna señal de tránsito; no conozco el árabe, pero tras relacionar un poco puede deducirse (y traducirse) fácilmente lo que indica: pare. La segunda pregunta se refiere al contraste entre el "mensaje" y el contexto, y en el medio, sobre aquello que "significa". Sin embargo, que una imagen de tal voluntad poética se vea obligada a 'decir algo', le quita gran parte de su encanto.

Palabras como incertidumbre, soledad, desasosiego, inherentes al desarraigo, lo terminan por traducir en el exilio: en la muerte de nuestros referentes. Consuelo Bautista traslada el efecto de la muerte como ruptura de la permanencia hacia el efecto de la fotografía como restauración de la misma, logrando que el tiempo disperso de la memoria converja en la cercana proximidad de la imagen.

All is full of love - Bjork

sábado, agosto 16, 2008

Poesía vertical 3

¿Por qué las hojas ocupan el lugar de las hojas
y no el que queda entre las hojas?
¿Por qué tu mirada ocupa el hueco que está delante de la razón
y no el que está detrás?
¿Por qué recuerdas que la luz se muere
y en cambio olvidas que también muere la sombra?
¿Por qué se afina el corazón del aire
hasta que la canción se vuelve otro vacío en el vacío?
¿Por qué no callas en el sitio exacto
donde morir es la presencia justa
suspendida del árbol de vivirse?
¿Por qué estas rayas donde el cuerpo cesa
y no otro cuerpo y otro cuerpo y otro?
¿Por qué esta curva del porqué y no el signo
de una recta sin fin y un punto encima?

-Roberto Juarroz-

lunes, agosto 04, 2008

"Missing someone gets easier every day because even though it's one day further from the last time you saw each other, it's one day closer to the next time you will"

-Peyton Sawyer-

domingo, agosto 03, 2008

El silencio más prolongado

Bajo el yugo de lo que no existe: de lo innombrable, de lo insalvable, de lo imposible... yace un trozo de lo que no me alcanzaron los ojos para ver; algún cuerpo inválido, slienciado y sólo levemente (sutilmente) erotizado, hundido, fundido en lo que no me alcanzaron los ojos para ver.

Cada fecha indica el transcurrir de algo, no sólo del tiempo. Tal vez, entre otras cosas, transcurra un suceso, el descubrimiento de una certeza, o de una ausencia. En este momento me percato de que un año más se ha cumplido, pero no estoy segura si deba celebrarlo. Sin embargo, escribir es una manera de celebrar. Ahora, ¿qué escribir?, ¿cómo escribir? Hoy son dos años de conocer a quien me mostró que no todo tiene que morir en un tiempo en el que quien progresa debe primero olvidar: la posibilidad de hacer perdurar lo que nace. Quien me hizo entender que es el misterio lo único que sostiene el mundo. Hoy, en este instante, es ese mismo misterio el que me une a la vida que dejaste atrás.

Describa la acción de lavarse las manos

1. (Por favor no olvide olvidarse de emplear metáforas, metonimias, analogías y demás licencias; asimismo no olvide olvidarse de cuán trágica es su estúpida vida o de cómo quedó el tapete luego de que usted soltara ese vulgar cuchillo de cocina)

Abro el grifo, dejando correr el agua algunos segundos. Meto las manos y las froto con firmeza -entre los dedos y las uñas, las palmas y el dorso- mojándolas totalmente; cojo el jabón que se encuentra a pocos centímetros a la izquierda del grifo, pesa un poco y se resbala, lo miro minuciosa y detenidamente, palpando toda la superficie en busca de cualquier rugosidad sospechosa o señal de contaminación, mientras dejo un momento que el agua caiga en abundancia le doy varias vueltas esperando a que la inmundicia emerja; se produce una leve espuma que dejo expandir -por entre los dedos y uñas, las palmas y el dorso- y cuando las burbujas han desaparecido, me froto las manos hasta enjabonarlas completas, para, una vez fuera de la corriente y ahora humedecidas y enjabonadas, continuarlas frotando durante al menos veinte segundos antes de enjuagar a profundidad y luego secar -entre los dedos y las uñas, las palmas y el dorso- con una toalla limpia o desechable. Luego de secarme, uso una toalla de papel para cerrar el grifo y abrir la puerta de salida.

2. (Ahora, elija un detalle de la descripción anterior y a su vez descríbalo, por favor no olvide seguir las mismas pautas)

Detalle: la fricción (un nombre ingenuamente se ha escrito con tinta negra en el dorso de la mano izquierda)

Mientras dejo un momento que el agua caiga en abundancia sobre el jabón, le doy varias vueltas esperando a que la inmundicia emerja; el agarre de la pinza ejerce tanta presión sobre su resbalosa superficie que me hace doler las articulaciones. Sosteniéndolo sobre el dorso de la mano izquierda comienzo a friccionar suavemente, primero hacia abajo, luego hacia arriba; la espuma, que dejo expandir por entre los dedos y uñas, las palmas y el dorso, se va oscureciendo y lo va manchando; en contacto con mi piel, uno de sus bordes se torna gris, y ésta se enrojece a medida que voy aumentando la velocidad y la violencia. El agua cae ya sucia sobre el mármol blanco de la cuneta y deja hilos negros que luego debo fregar con el jabón para quitar.

3. (Ahora metarforice el detalle anterior, es decir, remítalo a otro lugar ultilizando su silencio para construir lo que está ausente)

Siento un objeto curvo que se precipita, inundado por el fragor de un líquido helado; mis manos sólo yacen mudas y avergonzadas bajo el cielo derruido, y se limitan a temblar esperando una sacudida. Es entonces cuando las golpea una dureza hueca que comienza a arrastrarse sobre su dorso desnudo, de arriba abajo la fiereza del movimiento las rasguña, desollándose a sí misma en su insistencia.