lunes, octubre 27, 2008

Un otro Mayo Francés: análisis crítico sobre la pelícla The Dreamers (2003) de Bernardo Bertolucci

La cinematografía posee un voyerismo inherente; muy dentro de sus más secretas estrategias, aquella fascinación por contemplar lo íntimo en lo ajeno resignifica al séptimo arte como un artificio de mirada, es el ojo capaz de acercar incluso las situaciones más lejanas y de crear realidades alternas a nosotros mismos. Y de la misma manera en que la gran costumbre estalla en el cine, Matthew se resuelve a dar un paso dentro del universo francés, arrastrado en parte por Isabelle. “La primera vez que entré a la Cinémathèque Française pensé que sólo los franceses pondrían un cinema dentro de un palacio”, con esta frase la voz de Matthew introduce al espectador en su deseo francófilo, pleno de un ávido amor hacia el cine –especialmente los clásicos–; en efecto la masonería a la que se une está compuesta por aficionados y entre ellos Matthew dice pertenecer a los ‘insaciables’, “los que siempre encontrarás sentados cerca a la pantalla”; aquí quisiera resaltar una reflexión que elabora el muchacho a raíz de cuestionarse sobre la situación:

¿Por qué nos sentábamos tan cerca? Tal vez porque queríamos recibir las imágenes primero, cuando aún eran nuevas, aún frescas, antes de que superaran los obstáculos de las filas de atrás. Antes de que se las hubiera retransmitido de fila en fila, de espectador en espectador, hasta que, desgastada, del tamaño de una estampilla, regresara a la cabina de proyección. Tal vez la pantalla también era un escudo, nos protegía a nosotros del mundo.

El adverbio de duda en la última frase prepara al espectador para la detonación que comienza a inscribirse con Henri Langois, creador/fundador de la Cinémathèque Française y rostro de la cultura cinematográfica, quien es relevado de su cargo por motivos burocráticos; dicho acontecimiento rebota en una protesta que los manifestantes –en su mayoría cinéfilos– denominan ‘revolución cultural’; esta “tarde de 1968 [en la que] el mundo explotó a través de la pantalla” es interpretada aquí como una vuelta de tuerca crucial en el desacuerdo parisino, presagiando y hasta engendrando la confusión política masiva que le siguió. Es en este punto, también, que nuestros protagonistas se conocen: Matthew encuentra el coraje para hablarle a Isabelle y ésta le presenta a su hermano Theo. Así las cosas, Francia revienta al mismo tiempo que la francofilia de Matthew, quien se inicia en las apuestas de Isabelle y Theo, enredándose de paso en la seducción que proyectan; los tres jóvenes estudiantes, bordeando la adultez, se extasian no sólo entre ellos, sino también intráneos a las construcciones fantásticas, los ideales políticos, las promesas del sexo, la intoxicación de la otredad.

El ojo de la mirada ansía hallarse en y hallar un sí mismo alterno, es decir, el tiempo de Matthew transcurre al mismo ritmo que el tiempo de Francia, y así la figura del muchacho termina revelándose como una refracción a nivel micro de la revuelta nacional: Francia busca un cambio, encontrar su mismidad en una ideología política otra; y Matthew, dejar su aislamiento, crecer, ampliar su contacto con el mundo dentro de un pensamiento diferente.

martes, octubre 21, 2008

La televisión no lo filma

La televisión no filma aquello que no ‘vende’, es decir, que no alimenta el apetito consumista del espectador actual. Sumido en un espíritu mercantilista, el hombre moderno comenzó por sobrecodificar su existencia para dar paso a una resemantizacion de su entorno y lo que le rodea. De esta manera, se le ha otorgado una nueva forma a lo ya formado: actualmente todo tiene no sólo un valor de uso, sino un valor de cambio; con los símbolos ha sucedido lo mismo, el matrimonio, el amor, la justicia, el sexo, la guerra –entre otros–, han adquirido también un valor de cambio. Estas circunstancias inevitablemente provocaron en ‘lo humano’ una fragmentación, y como consecuencia han inducido en el espíritu una necesidad de sentido más fuerte. Ahora en la mirada hay una brecha: cuando se detiene en sí misma, lo que ve no la satisface, pues la herida interna sigue sin sanar, y al momento de dirigirse al otro ve algo tan similar a lo que ha encontrado anteriormente, que opta por exigir más de aquello que percibe; esto último se traduce en una manía de buscar en lo ajeno lo que no se encuentra en lo propio. La modernidad, entonces, tanto nos ha devastado como seres humanos –y tanto nos hemos sobrecodificado– que lo único que rige nuestras vidas hoy en día es la insuficiencia, y esta deviene morbosidad, aberración, violencia, crueldad, sometimiento, dominación: deviene necesidad de ‘sentir’ y en ultimas de ‘vivir’ más, esforzándonos siempre por experimentar un extremo, un límite: el fondo del vaso.

El humano se ha olvidado de sí mismo, y por más que hable y predique la importancia de su reencuentro, no es un proceso en lo absoluto sencillo. Los despoetas y los ainformadores son un gremio que predica esta unión, esta –según ellos– necesaria revuelta al ‘mundo original’ en el que éramos conscientes de nuestra pertenencia al ‘todo’, y de nuestra participación activa como parte en lo ‘uno’. De tal manera, estos personajes abogan por la recuperación y el recuerdo de la intrahistoria, es decir: la historia que la historia relatada por los medios de comunicación (prensa escrita, visual o auditiva) no ‘cuenta’.


miércoles, octubre 08, 2008

Crítica a "Tumaco Pacífico", documental dirigido por Samuel Córdoba

La 10ª Muestra Internacional Documental llevada a cabo en Bogotá del 22 al 28 de septiembre de 2008, se ofreció como espacio de discusión en torno al género cinematográfico partiendo de diversas manifestaciones socioculturales según la procedencia de cada pieza. Tumaco Pacífico, película del director colombiano Samuel Córdoba, hizo parte de este festival dentro de la selección nacional. El martes 20 de septiembre, Córdoba fue invitado por Catalina López –docente que imparte Cultura Digital, asignatura de la malla crediticia del énfasis editorial del Departamento de Comunicación Social– a la Pontificia Universidad Javeriana para compartir un espacio con sus alumnos. Una de las preguntas que surgieron en la discusión posterior a la proyección fue si el director había tenido alguna pretensión altruista al imaginar y elaborar el documental, lo cual negó respondiendo que se había limitado a seguir su intuición y su deseo de enseñar la forma de vida y pensamiento de la comunidad tumaqueña.

Sin embargo, la respuesta es incierta. Si afirmamos que el documental fue construido sin haber pensado una estructura, y que cada escena fue mero producto de la casualidad o el destino, correríamos el riesgo de entrar en una contradicción; tras ver el video queda algo claro: su director no pudo simplemente tener un presentimiento como consecuencia del asombro que le produjeron –según contó– un par de fotografías de los palafitos en Tumaco; lo primero que le debió haber suscitado la lectura de esas imágenes fue una demanda o exigencia ante dicha realidad.

No es verosímil que Córdoba procure una posición apolítica dentro de este trabajo, pues se debe recordar que Tumaco, en la costa pacífica colombiana -según la sinopis oficial del documental- "es una ciudad superpoblada y subdesarrollada que ha sido fuertemente azotada por la violencia; habitada principalmente por afro-colombianos, miles viven en palafitos sobre trozos de mar inundados de basura". Así, no son otras las circunstancias con las que se encontró el director Samuel Córdoba tras sentirse inspirado por las fotos, y tal hecho lo testifica Tumaco Pacífico presentando una serie de crónicas que revelan las dificultades que padece una población en su debate entre la sobrevivencia y la conservación de su cultura, ignorada bajo el velo tramposo de la pobreza.

Un detalle de admirar y que a su vez desmiente la respuesta de Córdoba, es el hilo conductor de la película: entrevistas a varios de los habitantes, Carmen Julia, doña Eduarda y don Carlos, relatan las historias de sus vidas compartiendo sus más intensas reflexiones; sin embargo, lamentablemente para Córdoba cada una de estas declaraciones marcan una pauta sobre la dirección que el director –valga la redundancia– quiere para el documental: es decir, el sólo hecho de haber interpelado a cada uno de estos testigos, politiza el ejercicio irremediablemente. Por otro lado, sumido en la hoy en día tan glorificada retórica del ‘arte de hacer realidad’, Samuel Córdoba logra conducir al espectador hacia profundidades desconocidas sólo en apariencia, y las preguntas formuladas parecen carecer de novedad crítica.

De esta manera, Tumaco Pacífico se ubica en una posición política no desarrollada y, consecuentemente, pasa a formar parte de ese espacio de reiteración en que se encuentra inmerso el arte colombiano, el cual carece del retorno y la superposición adecuados para generar un volumen y otorgarle al problema la densidad que requiere.

domingo, octubre 05, 2008

Sin Remedio

Llevado por intereses de empresas multinacionales, y por orden del Banco Mundial, el gobierno colombiano se vio "obligado" a gestionar e implententar la denominada Ley 100 en 1993 (demanda que afectó no sólo al país, sino a América Latina entera). Con ésta, se consolidó la privatización de los sistemas de salud, sobrecodificando el ejercicio de la medicina en términos mercantiles: los objetivos del mismo se corrompieron volviendo el servicio un negocio; las entidades privadas en las que el gobierno lo dejó en manos (EPSs), comenzaron a ejercer presión para que las entidades públicas cerraran. De esta manera, en la ciudad de Bogotá, la lista la encabeza el Hospital San Juan de Dios (2001), seguido del Hospital Lorencita Villegas de Santos, la Clínica Fray Bartolomé de las Casas, la Clinica Santa Rosa de Lima, la Clínica Misael Pastrana, la Clínica del Niño y el Instituto Materno Infantil, entre otros.

Sin Remedio
es una exposición in situ llevada a cabo en la antigua Clínica Santa Rosa de Lima (sede del próximo hospital universitario de la Universidad Nacional de Colombia), cuyo objetivo crítico hace frente a lo que ha sido la situación de la salud en Colombia; su organización estuvo a cargo de Galería Alcuadrado, una galería itinerante.

Hacer doble click para ampliar.


miércoles, octubre 01, 2008

Sicalíptica

Me reclamo mía, me revuelto mía, me renombro mía, me renazco mía, me resurjo mía.
Me bebo y me regurgito.
Me muero tuya resucitada.

A cada segundo en tu cuerpo, mía una y otra vez.
Me afirmo, me fundo; me miento, me tiento; me reto, me hiero; me pasmo, me entero; me digo, me callo.
Mía en tu cuerpo una y otra vez.
Me releo.
Me reescribo.
Me recreo.

Sin piedad me cincelo.

En tu voz me pronuncio. En tus ojos me observo. En tus manos me palpo. En tu cuerpo me siento. En tu piel me deseo. En mi cuerpo soy tuya, mis palabras te aman, mi voz te proclama.

Mi lenguaje se masturba con tu pensamiento y estalla orgasmado en la escritura.