viernes, marzo 05, 2010

Cartas a Milena [fragmento]

¿De dónde habrá surgido la idea de que las personas pueden comunicarse mediante cartas? Se puede pensar en una persona distante, se puede aferrar a una persona cercana, todo lo demás queda más allá de las fuerzas humanas. Escribir cartas, sin embargo, significa desnudarse ante los fantasmas, que lo esperan ávidamente. Los besos por escrito no llegan a su destino, se los beben por el camino los fantasmas. Con este abundante alimento se multipican, en efecto, enormemente. La humanidad lo percibe y lucha por evitarlo; y para eliminar en lo posible lo fantasmal entre las personas y lograr una comunicación más natural que es la paz de las almas, ha inventado el ferrocarril, el automóvil, el aeroplano, pero ya no sirven, son evidentemente descubirmientos hechos en el momento del desastre, el bando opuesto es tanto más calmo y poderoso, después del correo inventó el teléfono, el teléfono, la telegrafía sin hilos. Los fantasmas no se morirán de hambre, y nosotros en cambio pereceremos.

Franz Kafka

lunes, noviembre 30, 2009

Suspensión pasadas las 24

La espera del encuentro suspendida
se hace incierta la manera del lenguaje
nadie dice
piensan que expresar es armarse de palabras.

Pero es mentira.

Son ellas quienes los arman
y escribir se vuelve
un blanco espacio de melancolías.

Se hace más de medianoche
deja de haber mundo
que atienda estos versos
para después decir que no es poesía

sino otro intento fallido
de quebrarle al silencio la presencia.

Deriva

Cuando los caminos no son ya trechos seguros
y se vuelven senderos
habría que preguntarse
por qué la luna ya no es como el faro
sino como la gran roca caída en hombros de Sísifo

o por qué existen momentos
en que los momentos se quiebran
y no son más que el silencio
entre una nota y la siguiente

o por qué la imposibilidad de hallar palabras
que al pronunciarse les fuera suficiente
con adherirse al firmamento
en lugar de marcharse como niñas caprichosas del brazo del tiempo.

Cuando los caminos no son ya trechos seguros
y se vuelven senderos
habría que preguntarse

si el suelo bajo nuestros pies es de arena o de ceniza

si el horizonte es de fuego o el sol arde demasiado

si aquello es porque es o tu mirada está rota

si el dolor del primer amor es lo único que permanece.

jueves, noviembre 05, 2009

Carta de Julio Cortázar a Alejandra Pizarnik


París, 9 de septiembre de 1971


Mi querida, tu carta de julio me llega en septiembre, espero que entre tanto estás ya de regreso en tu casa. Hemos compartido hospitales, aunque por motivos diferentes; la mía es harto banal, un accidente de auto que estuvo a punto de. Pero vos, vos, ¿te das realmente cuenta de todo lo que me escribís? Sí, desde luego te das cuenta, y sin embargo no te acepto así, no te quiero así, yo te quiero viva, burra, y date cuenta que te estoy hablando del lenguaje mismo del cariño y la confianza –y todo eso, carajo, está del lado de la vida y no de la muerte. Quiero otra carta tuya, pronto, una carta tuya. Eso otro es también vos, lo sé, pero no es todo y además no es lo mejor de vos. Salir por esa puerta es falso en tu caso, lo siento como si se tratara de mí mismo. El poder poético es tuyo, lo sabés, lo sabemos todos los que te leemos; y ya no vivimos los tiempos en que ese poder era el antagonista frente a la vida, y ésta el verdugo del poeta. Los verdugos, hoy, matan otra cosa que poetas, ya no queda ni siquiera ese privilegio imperial, queridísima. Yo te reclamo, no humildad, no obsecuencia, sino enlace con esto que nos envuelve a todos, llámale la luz o César Vallejo o el cine japonés: un pulso sobre la tierra, alegre o triste, pero no un silencio de renuncia voluntaria. Sólo te acepto viva, sólo te quiero Alejandra.

Escribíme, coño, y perdoná el tono, pero con qué ganas te bajaría el slip (¿rosa o verde?) para darte una paliza de esas que dicen te quiero a cada chicotazo.



Julio

sábado, agosto 08, 2009

Silenciario

Sigo sin poder pronunciarte

y creérmelo

sin arruinar el mundo

sin tener miedo
al oscuro halo de lo iterable;

sin sentirme muerta de lejos
o verme de lejos muerta;

sin callarme toda
y abrirme las venas

para tejer con ellas un puente
hacia alguna otra parte.

martes, diciembre 16, 2008

Emptiness has no other side but itself

No tenemos un lenguaje para los finales,
para la caída del amor,
para los concentrados laberintos de la agonía,
para el amordazado escándalo
de los hundimientos irrevocables.

¿Cómo decirle a quien nos abandona
o a quien abandonamos
que agregar otra ausencia a la ausencia
es ahogar todos los nombres
y levantar un muro
alrededor de cada imagen?

¿Cómo hacer señas a quien muere,
cuando todos los gestos se han secado,
las distancias se confunden en un caos imprevisto,
las proximidades se derrumban como pájaros enfermos
y el tallo del dolor
se quiebra como la lanzadera
de un telar descompuesto?

¿O cómo hablarse cada uno a sí mismo
cuando nada, cuando nadie ya habla,
cuando las estrellas y los rostros son secreciones neutras
de un mundo que ha perdido
su memoria de ser mundo?

Quizá un lenguaje para los finales
exija la total abolición de los otros lenguajes,
la imperturbable síntesis
de las tierras arrasadas.

O tal vez crear un habla de intersticios,
que reúna los mínimos espacios
entreverados entre el silencio y la palabra
y las ignotas partículas sin codicia
que sólo allí promulgan
la equivalencia última
del abandono y el encuentro.

-Roberto Juarroz-


***


"Y así, más borracha aún, recorría con los ojos el restaurante, y qué desprecio sentía por las personas secas del restaurante, ningún hombre que fuese realmente un hombre de verdad, que fuese realmente triste."

-Clarice Lispector-

lunes, noviembre 10, 2008

Sobre la realidad de la interpretación: Good Bye, Lenin!

Justo antes de la caída del Muro de Berlín, Alexander Kerner ve a su madre caer infartada –literalmente– al verlo marchar contra el gobierno socialista. Ella despierta del coma en el que cae ocho meses después, y a Alex le dicen que su corazón está muy débil y que por tanto cualquier alteración puede ser fatal. El joven, entonces, se ve obligado a planear la manera de mantener convencida a su madre de que nada en el país ha cambiado.

La reunificación de Alemania juega un importante papel en Good Bye, Lenin!, película dirigida por Wolfang Becker, pero sólo como catalizador del conflicto. El centro de la trama, en realidad, es cómo las ideologías se inmiscuyen y se mezclan en los asuntos del corazón, así que la película termina yendo mucho más allá de su marco histórico; y, como afirma el mismo Alex: "El país que mi madre dejó atrás fue un país en el que ella creyó; un país que mantuvimos vivo hasta su último aliento; un país que nunca existió en esa forma; un país que, en mi memoria, siempre estará asociado a mi madre.".

El mundo que Alex recrea para su madre, inicia de manera bastante simple, intentando regresar a las etiquetas de comida y la decoración de la época, pero cuando el joven se ve obligado a darles minuciosas instrucciones a los visitantes para que participen en la charada, ésta toma un giro de escala casi épica. La representación que Alex y su amigo Denis llevan a cabo usando su oficio como instaladores de cable, repentinamente toma la forma de lo que el primero desearía hubiese sucedido, lo cual tiende a facilitar la edificación y manutención del las instalaciones; éstas, por su parte, nunca se tornan cómicas o burlescas, sino conservan la sensatez y vehemencia de un pasado no tan remoto.

domingo, noviembre 09, 2008

La abominable desolación

Un intento por responder a los porqués de un crimen atroz, resulta en un equívoco lamentable; esta oportunidad tenemos a Elephant como ejemplo. Tal vez se deba a que el mecanismo mental del psicópata funcione no por analogía, sino por síntesis, es claramente una lógica distinta que requiere de preguntas distintas. El psicópata en vez de revisar los porqués, estudia los cómos; entonces primero, ¿qué tipo de delito se cometió?, y luego, ¿cómo fue ejecutado? Ahora bien, la intención aquí no es de tipo resolutivo, sino reflexivo. La decisión tomada por Alex y Eric de poner la mano sobre otros antes de ponerla sobre sí mismos es crucial, pues en el acto de quitar la vida se encuentra un ejercicio de poder y, por ende, de coacción. Con la masacre, los jóvenes hacen temblar al sistema; con sus suicidios, quiebran los mecanismos de control.

Los Estados Unidos –como escribiría Octavio Paz– es un país optimista, crédulo, alegre, activo, humorístico, que en medio de su fe en el progreso quiere comprenderlo todo y, para lograrlo, en vez de mentir, sustituye la siempre desagradable verdad verdadera por una verdad social; el mundo para él es sólo algo que puede perfeccionarse, un objeto, una máquina. Alex y Eric lo que logran, entre otras cosas, es rajar la frigidez racional primermundista, y que por esa herida abierta irrumpa nuevamente el caos primigenio, el estado antiguo de la existencia.
Aquel final desastroso impúdicamente confirma y afirma la represión a pesar de un lugar perfecto y libre, y "la idea de destruirnos, la multiplicidad de los medios para conseguirlo, su facilidad y proximidad nos alegran y nos espantan; pues no hay nada más sencillo y más terrible que el acto por el cual decidimos irrevocablemente sobre nosotros mismos."(1)
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(1) Cioran, E.M.. Breviario de podredumbre. España: Editorial Santillana; 1997. Página 91.

miércoles, noviembre 05, 2008

American Psycho: ¿Psycho de piscópata o de psicótico?

¿Quién es Patrick Bateman si no un niño consentido cuyos caprichos terminan por extrapolarse al nivel del macabro juego entre la vida y la muerte? El insaciable deseo de Bateman por sentirse satisfecho trastabilla en el límite; cada detalle en su mundo parece innecesario –incluida su vida misma– y, sobretodo, insuficiente; esta cuestión Bateman la aclara cuando su novia Evelyn Williams le pregunta por qué no renuncia a su cargo en Pierce&Pierce, empresa que le pertenece casi enteramente a su padre: “Porque quiero encajar” es la sola frase que pronuncia con rabia contenida y arrastrando las palabras.

Esta respuesta muestra que, a pesar de su extrema condición anti-social, Patrick añora la aceptación y admiración de sus iguales, pues sin la aprobación ajena, su existencia carecería de sentido. Asimismo, debido a que no tiene necesidad
por lo menos a nivel financierode trabajar, él es supremo en su propio mundo; no obstante estas ventajas, la envidia que continuamente siente Bateman de sus colegas parece crecer de forma desmesurada.

A lo largo del filme, el joven yuppie enuncia varios discursos, y una de los primeros incluye aseveraciones como la siguiente: “Existe la concepción de un Patrick Bateman, una especie de idea general, pero no es mi yo verdadero. Sólo un ente, algo ficticio. Y aunque pueda ocultar mi mirada fría y puedan estrechar mi mano y sentir mi piel e incluso quizá puedan percibir que nuestros estilos de vida son semejantes, yo, simplemente, no estoy ahí.”. Bateman aparenta ser un hombre de juventud refinada, inteligente, pensativo; pero, al contrario de su personaje, él tortura deliberadamente a cualquier persona hasta llevarla a la muerte, para con sus cadáveres practicar la necrofilia y la necrofagia.

Si dicha percepción fragmentada a la que se refiere Bateman se interpreta literalmente, podría llegarse a la conclusión de que el hombre realmente sufre de psicosis, término genérico para un estado mental alterado que involucra una ‘pérdida de contacto con la realidad’, desembocando en alucinaciones y creencias ilusorias patológicas. Pero algo en el desenlace queda vacío, pues poco a poco Patrick se va enterando de la irrealidad de sus asesinatos y de su conducta psicópata, y el momento en que ‘confiesa’ su culpabilidad por el homicidio de Paul Allen, otro empleado de Pierce&Pierce, lo convierte en el hazmerreír de su ‘confesor’; en ese momento Bateman nota el patetismo de su situación: “No hay más fronteras que cruzar. Lo único que tengo en común con lo incontrolable y lo demente, con lo depravado y con lo malévolo, con todo el caos que he causado y mi total indiferencia ante esto ya lo dejé muy atrás. Mi dolor es constante y fuerte, y no espero que el mundo sea mejor para nadie. De hecho quiero hacerle sentir mi dolor a otros. No quiero que nadie escape. Pero incluso habiéndolo admitido, no hay catarsis alguna. Sigo escapando de mi castigo y no logro conocerme mejor a mí mismo. Mi narración no da como frutos nuevos conocimientos. Esta confesión no ha significado nada.”. Tal vez el verdadero conflicto reside en que de hecho no hay manera para que Bateman escape de sus crímenes, desde que sea dudoso que alguna vez lo atrapen.