lunes, noviembre 10, 2008

Sobre la realidad de la interpretación: Good Bye, Lenin!

Justo antes de la caída del Muro de Berlín, Alexander Kerner ve a su madre caer infartada –literalmente– al verlo marchar contra el gobierno socialista. Ella despierta del coma en el que cae ocho meses después, y a Alex le dicen que su corazón está muy débil y que por tanto cualquier alteración puede ser fatal. El joven, entonces, se ve obligado a planear la manera de mantener convencida a su madre de que nada en el país ha cambiado.

La reunificación de Alemania juega un importante papel en Good Bye, Lenin!, película dirigida por Wolfang Becker, pero sólo como catalizador del conflicto. El centro de la trama, en realidad, es cómo las ideologías se inmiscuyen y se mezclan en los asuntos del corazón, así que la película termina yendo mucho más allá de su marco histórico; y, como afirma el mismo Alex: "El país que mi madre dejó atrás fue un país en el que ella creyó; un país que mantuvimos vivo hasta su último aliento; un país que nunca existió en esa forma; un país que, en mi memoria, siempre estará asociado a mi madre.".

El mundo que Alex recrea para su madre, inicia de manera bastante simple, intentando regresar a las etiquetas de comida y la decoración de la época, pero cuando el joven se ve obligado a darles minuciosas instrucciones a los visitantes para que participen en la charada, ésta toma un giro de escala casi épica. La representación que Alex y su amigo Denis llevan a cabo usando su oficio como instaladores de cable, repentinamente toma la forma de lo que el primero desearía hubiese sucedido, lo cual tiende a facilitar la edificación y manutención del las instalaciones; éstas, por su parte, nunca se tornan cómicas o burlescas, sino conservan la sensatez y vehemencia de un pasado no tan remoto.

1 comentario:

Akeronte dijo...

Este texto me parece que logra el cometido de dar una visión crítica de la película. Con un tono mesurado y con observaciones muy importantes, como el hecho de la caída del muro.
Te felicito mein herz